viernes, 29 de marzo de 2013

HOT CROSS BUNS



   Hace años una amiga hizo en su casa un dulce típico y tradicional del Viernes Santo británico. Lo probé y me gustó aunque no procesé su nombre. 

Pero este hecho se me quedó grabado en el subconsciente y cada Semana Santa recordaba que en casa de Raquel una vez comí un dulce relacionado con la Semana Santa e Inglaterra.

 Hasta que la semana pasada, echando un vistazo al foro de Mundo recetas, una forera cuyo nick es Dare lo subió a la página y la lucecita se encendió.

Era él, el bollito del subconsciente...

"De este año no pasa" me dije, y al día siguiente nos estábamos pegando la merendola en casa con estos deliciosos panecillos. Freud podría estar orgulloso, el tránsito a la consciencia fue todo un éxito... sin necesidad de psicoanálisis ni nada de eso.




Investigando un poco, descubrí que es tradición anglosajona elaborarlos y comerlos en Viernes Santo. Se caracterizan por el dibujo de la cruz en su parte superior, realizado bien con una mezcla de harina y agua o con glasa. O también con dos simples cortes. Sea como sea, estos panecillos especiados y rellenos de pasas y fruta confitada están deliciosos recién hechos, tibios o bien al día siguiente, tostaditos y untados con mantequilla.

Como era un dulce que no había probado nunca ni había elaborado la receta anteriormente, estuve cotilleando un poco por la web y me hice mi propia composición, pero fundamentalmente fueron éstas las recetas que examiné: la que subió al foro de Mundorecetas Dare, que podéis consultar aquí, la del blog de Trotamundos,  Fook and Cook y la receta de Albahaca y Canela, todas ellas estupendas.

Como veis soy una bloguera muy aplicada y estudiosa ¿eh?


INGREDIENTES

Para los bollitos

  • Ralladura de un limón grandecito (sólo la parte amarilla)
  • 100 gr. de azúcar
  • 70 gr. de  mantequilla a temperatura ambiente
  • 500 gr. de harina de fuerza.
  • 7 gr. de levadura seca de panadería o 21 gr. de levadura prensada
  • 250 gr. de leche templada
  • 1 huevo
  • 1 cucharadita y 1/2 de canela
  • 1 cucharadita y 1/2 de nuez moscada molida
  • 1/2 cucharadita de clavo molido
  • 1/2 cucharadita de jengibre (como no tenía eché cardamomo)
  • 2 cucharaditas de sal
  • 100 gr. de pasas sultanas
  • 50 gr. de orejones troceados
(No os preocupéis si no tenéis todas las especias, podéis hacer vuestra propia mezcla, eso sí, que no falte la canela)
 Para la cruz

- Agua y harina (aproximadamente 120 gr. de harina y 100 de agua, pero tendrás que ir comprobando hasta que te salga una masa homogénea con la consistencia necesaria para hacer la cruz sobre el bollito sin que se desparrame)

Para el glaseado

  • 3 cucharadas de leche
  • 3 cucharadas de azúcar


PREPARACIÓN (THERMOMIX Y TRADICIONAL)

    Si vamos a utilizar la THERMOMIX po
nemos el azúcar y la ralladura del limón en el vaso y trituramos a velocidad progresiva, 5-7-9. Bajamos los restos que se han quedado adheridos a las paredes del vaso.

   Echamos la leche, la mantequilla y la levadura y programamos 2 minutos, 37º, velocidad 2. Vertemos el huevo y mezclamos 4 segundos velocidad 3.

   Añadimos la harina, las especias y la sal y mezclamos 10 segundos, velocidad 6 y luego velocidad espiga durante 2 minutos. Después las pasas y los orejones y amasamos a velocidad espiga un par de minutos más.

   Una vez realizado este proceso dejamos levar en el vaso hasta que duplique su volumen. Tapamos el vaso con un par de trapitos (o con la mantita rosconera...) y a reposar.

    Si los vamos a preparar de forma TRADICIONAL, rallamos el limón y calentamos un poco la leche, disolvemos la levadura y echamos en ella la ralladura del limón, la mantequilla y el azúcar.

   En un bol mezclamos la harina con las especies y la sal, hacemos un hueco en ella, vamos echando la leche y mezclando, añadimos el huevo y empezamos a amasar. Cuando esté todo integrado, echamos las pasas y los orejones y mezclamos bien. Tapamos el bol y dejamos reposar un par de horas o hasta que duplique su volumen.

   Una vez que ha doblado el volumen, sacamos la masa y la extendemos en una mesa embadurnamos de harina, la desgasificamos y formamos una bola. De ésta, dividimos en doce partes iguales y colocamos en la bandeja del horno cubierta de papel de hornear, dejando espacio suficiente entre ellos porque se expanden, cubrimos con un trapo, y la dejamos reposar durante un par de horas o hasta que los bollitos dupliquen su volumen.

   Mientras tanto mezclamos la harina y el agua para crear la masa con la que formaremos las cruces sobre los bollos.

   Y podemos ir haciendo la glasa. Para ello calentaremos la leche con el azúcar y cuando empiece a hervir dejamos reducir durante unos cinco minutos.

   Cuando los bollitos hayan alcanzado su volumen precalentamos el horno a 200º, metemos la masa con la harina en una bolsita de plástico y nos preparamos para formar las cruces. En este punto, como no sabía muy bien cómo saldrían, a unos poquitos les hice la cruz directamente, cortando la punta de la bolsita en una esquina y dibujando la cruz y a otras les hice la cruz con un cuchillo y eché la masa en las ranuras. Me gustaron los dos resultados, unos bollitos tenían un aspecto más refinado y otros fueron más rústicos...

   Cuando tengamos todos los pastelitos preparados y el horno haya alcanzado la temperatura adecuada, horneamos de 15 a 25 minutos o hasta que los veamos doraditos. Sacamos, ponemos sobre una rejilla y pincelamos con la glasa para que queden brillantitos.




Están riquísimos recién hechos, y el aroma que desprenden alimenta, pero no se mantienen tiernos mucho tiempo. 

Eso tiene una fácil solución. Al dia siguiente lo tuestas un poquito o lo pones medio minuto en el microondas y con mantequilla y mermelada... 

¡¡¡Están de muerrrrrteeeee!!!!!








miércoles, 13 de marzo de 2013

UNA MASA Y DOS RECETAS: ASOPAIPAS Y PAN CASERO

Foto: Y aquí está ya, tierneciiiito y calentito!

No hay nada como una buena masa para descargar adrenalina. 

Con la excusa de que, para obtener un buen pan es necesario un buen amasado, puedes pegarle a la masa una paliza que te deje exhausta, y así soltar toda la tensión acumulada mientras preparas un rico pan casero.

 Cuando luego lo ofreces a tu familia, ya eres de nuevo esa madre toda dulzura, paz, equilibrio ... y nadie podrá sospechar que tienen ante sí toda una terrorífica versión panadera de Dr. Jekyll y Mr. Hyde

¿Será por eso que me gustan tanto las masas? 

En la era del tai chi, el pilates y el yoga, eso de remangarse y llenarse de harina hasta las pestañas tiene un puntito de lo más relajante, que no deberíamos desdeñar las perezosillas a la hora de apuntarnos a un gimnasio...

Hoy traigo dos recetas que por simples no me había planteado subir al blog, pero después de haber subido las fotos a mi página de Facebook, muchos amigos me han preguntado cómo hacerlas, así que aquí las tenéis, tan exquisitas como sencillas. 

Con los mismos ingredientes he preparado unas ricas asopaipas para la merienda, y al día siguiente un fabuloso pan para acompañar la comida.

Las asopaipas son unas tortitas fritas, algo parecidas a los churros, que resultan ideales para tomar con un chocolate caliente, espolvoreadas con azúcar o miel de caña o tal y como salen de la sartén (a veces no llegan al salón, las vamos comiendo en la cocina...). 

Y si no tienes ganas de preparar la masa puedes acercarte a la panadería que tengas más cercana. Seguro que te pueden vender un poco de masa de pan antes de hornearlo. Entonces sólo tendrás que estirar la masa, cortarla y freirla.

En casa se vuelven locos con ellas














INGREDIENTES

(Cantidades para un pan o para una ración de asopaipas)

  • 175 ml de agua templada
  • 12 gr. de levadura prensada
  • 350 gr. de harina de fuerza (admite 400 gr.)
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 chorrito de aceite de oliva
  • Sal para espolvorear las asopaipas.
  • Aceite para freir las tortitas.


PREPARACIÓN DE LAS ASOPAIPAS

   Templamos el agua, disolvemos la levadura en ella y echamos un chorrito de aceite. Añadimos la harina y la sal y amasamos. Dejamos reposar durante una hora aproximadamente y volvemos a amasar para desgasificar. 

   Vamos calentando el aceite

   Formamos una bola, vamos cortando trozos de masa para que nos resulte más sencillo y estiramos sobre la mesa espolvoreada de harina. La dejamos bien finita, salamos levemente y cortamos trocitos de masa que echaremos en el aceite caliente por tandas. 

   Una vez fritas las tortitas, las sacamos de la sartén y vamos colocándolas sobre un plato cubierto con servilletas de papel para que suelten el aceite que les sobra.

   En este punto se complica levemente la labor porque tienes que ir estirando y cortando la masa, mientras vas friendo las que tienes en la sartén, que se tuestan muy rápidamente y pegando manotazos a los que entran en la cocina y se las van comiendo al tiempo que tú las vas sacando... 

   Consejo: Pon el chocolate y sácales un plato con unas poquitas. Así te dejarán tranquilo mientras terminas de freir.


PREPARACIÓN DEL PAN



El recipiente donde he dejado levando la masa es el banneton (y no un sombrero de paja como pensaba una amiga)


   En este caso, también templamos el agua, disolvemos la levadura, añadimos el chorrito de aceite, la harina, la sal y amasamos. Lo dejamos levando hasta que dobla su volumen en un recipiente embadurnado de aceite o en este maravilloso banneton que compré a Andrés de "El Amasadero", tan precioso que te apetece hacer pan todos los días nada más que para poder utilizarlo.

   Una vez que levada la masa, decidí que el pan lo iba a preparar al día siguiente, por lo que la volví a amasar para desgasificarla y la guardé en una bolsa dentro del frigorífico. Por la mañana la saqué de la bolsa, le volví a pegar una buena paliza (esta vez algo más suave, porque el día anterior me quedé muy relajadita) y la dejé durante un par de horas, cubierta, a temperatura ambiente.

   Cuando pasa este tiempo, se precalienta el horno a máxima potencia con un recipiente de barro lleno de agua dentro, para que genere vapor. 

   Hacemos un par de incisiones en forma de cruz en la parte de arriba del pan y cuando alcance la máxima temperatura se baja a 230º y se hornea durante 30 minutos.

Y ya está... el milagro de la sencillez...

No hay nada como comer pan calentito y recién hecho por ti.