sábado, 15 de noviembre de 2014

BOQUERONES AL LIMÓN





Llevo acabados de echar
boquerones victorianos,
cual duendecillos enanos
que viven dentro del mar.

Son buenos para probar
el primor de las mujeres
pues dan menudos quehaceres
al unirlos con mil mañas,
cual manojo de pestañas
o manojo de alfileres.

Pregón del pescado  (Salvador Rueda, 1857-1903)

¡¡¡¡¡¡¡Holaaaaaaa!!!!!!!!!!!

Aquí estoy de nuevo... con muchas ganas de pasar por aquí, pero con muy poco tiempo libre. Por eso hoy me he puesto un ultimátum... y me he resistido a enfrascarme en cualquier otra cosa, para poder preparar esta entrada y acercarme un ratito a vuestras casas.

Avanzamos con el proyecto... despacito pero seguro, probablemente el mes que viene ya podremos presentaros algo...

 ¡¡¡Es tanto trabajo!!!

Sí os puedo adelantar que está relacionado con la formación, la investigación y las nuevas tecnologías...y que nos tiene absolutamente absorbidos e ilusionados.
 Y más ilusión cuanto más avanzamos porque la gente que lo va conociendo nos está transmitiendo tanto entusiasmo que estamos como motos...

Pero en casa tenemos que seguir comiendo porque la ilusión es un motor imponente pero cuando el hambre azuza... hay que bajar a la tierra, y ponerse con las manos en la masa.

Aunque con mucho menos detenimiento, sigo cocinando y mientras cocino me acuerdo de vosotros y de mi blog así que a veces me paro a sacar fotitos para pasaros las recetas, aunque sea de tarde en tarde.

Hoy os traigo algo muy sencillito, pero delicioso... típico de esta tierra marinera e imprescindible en cualquier restaurante de pescaíto de la zona.


Málaga es tierra boquerona... Boquerones nos llaman a los que vivimos aquí, y al finalizar el Carnaval, en lugar de asistir al entierro de la sardina, participamos en el entierro del boquerón. Es una de nuestras señas de identidad, imagino que por lo riquísimo de nuestos boquerones, plateaditos y apretados, ideal para prepararlos en vinagre, fritos en ramilletes o como hoy os los traigo, al limón.

Como curiosidad deciros que al boquerón de Málaga se le llama Victoriano en honor a la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad, cuya festividad se celebra el 8 de septiembre que es cuando este pescadito se presenta en su mejor momento. También deciros que victorianos, victorianos, propiamente dicho no creo que últimamente se vean mucho debido a las restricciones legales en cuanto al tamaño de lo que se pesca. Y es que el boquerón victoriano es aquél que mide unos 6 cm, y actualmente no se puede pescar nada que no supere los 9 cm.




Pero la verdad es que, independientemente de su tamaño los boquerones en Málaga tienen un sabor especial... Y es que freír pescaíto es un arte y en esta tierra lo hacen especialmente bien.

Tiene que quedar crujiente pero no seco ni crudo, nada aceitoso y listo para disfrutar de él cogiéndolo con las manos y comiendo hasta las espinas... 
 Aunque en este caso, lo vamos a servir abierto y sin las espinas, para no encontrar el más mínimo impedimento a su disfrute. 

INGREDIENTES

- 1 Kilo de boquerones.
- Sal
- 2 ajos machacados
- El zumo de un limón grandecito
- Harina para freír
- Aceite de oliva

PREPARACIÓN

   En primer lugar limpiamos los boquerones quitando la cabeza y las tripas.    

   Enjuagamos y retiramos las espinas. Con los dedos abrimos el pescado por la mitas y retiramos despacito las espinas, con cuidado de que no se separen los lomitos. No es nada complicado, a mí incluso me relaja (cuando cuento esto la gente me mira con cara de loca, pero es verdad... me relaja un montón limpiar pescadito).

   Volvemos a enjuagar, escurrimos bien y ponemos en un cuenco junto con el zumo del limón, los ajitos y la sal, mezclamos bien y dejamos macerar una hora. 

   Una vez pasado el tiempo ponemos el aceite a calentar, escurrimos el pescado y lo ponemos en un recipiente, junto con un plato de harina. Es importante usar una buena harina para freír y curioseando he descubierto que mucha gente utiliza una mezcla a partes iguales de harina de garbanzos y harina de trigo.

¡Habrá que probarlo!

    Cuando el aceite esté bien caliente vamos enharinando el pescado y friendo. Sacamos y dejamos en un plato cubierto con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
  
 Un truquito para enharinar el pescado es poner la harina en una bolsa y meter el pescado dentro. Mover bien e ir sacando y escurriendo la harina para que se vaya lo sobrante y el pescado se envuelva con una capa finita. 

Servimos y disfrutamos. Es un gustazo tomarlos acompañados de una cervecita bien fresquita.