De siempre me han gustado estas empanadillas de pasta brick llamadas briuats, típicas de Marruecos, y aprovechando unos restos de pollo del cocido (ya sabéis que siento predilección por ese plato) y teniendo bien surtido el congelador de croquetas, me animé a hacerlas.
Yo utilicé hojas de pasta filo que, en mi humilde opinión, es lo mismo que la pasta brick. Investigando un poco la diferencia entre ambas encontré, como siempre, diversas opiniones. La que he encontrado más coherente es la que dice que la única diferencia es el nombre y que dependiendo del país se puede llamar de una forma y otra.
Estas pequeñas pastelas admiten diversas farsas: pollo, carne de vacuno, pescado e incluso frutas y rellenos dulces.
Dentro de la comida internacional, la cocina del norte de África me gusta especialmente por sus tremendos contrastes de olores y sabores y la delicadeza de sus ingredientes. Por eso, os animo a que probéis este plato ya que no es especialmente complicado y es delicioso, además de tener una textura muy especial, muy crujiente. Uf, como siga expresándome así voy a parecerme a esos expertos catadores de vinos que descubren en su copa el sabor de la barrica de roble, con un ligero regusto a frambuesas y un aroma que se expande refinado y armonioso... cuando yo lo único que sé es si me gusta o no ... Así que, dejémonos de historias y vayamos al grano.
INGREDIENTES:
- 350 gr. de pollo
- Almendras tostadas
- 8 láminas de pasta brick
- Aceite de oliva
- 1 cebolla
- 1 diente de ajo
- Unas cucharadas de infusión de azafrán (se prepara dejando unas hebras de azafrán en agua hirviendo durante 3 o 4 minutos. Se conserva varias semanas en la nevera)
- 4 cucharadas de cilantro fresco
- 1/2 cucharadita de pimienta blanca molida
- Canela y azúcar glass
(Las cantidades son orientativas, irá en función del número de pastelitas que queráis hacer)
PREPARACIÓN:
Picamos muy menudito la cebolla y el ajo y salteamos. Si utilizamos carne ya cocinada la incorporamos cuando esté todo pochadito; si no habrá que poner el pollo al fuego bien picadito hasta que se dore y luego mezclarlo todo. Añadimos la infusión de azafrán, el cilantro picado, las almendras troceadas, pimienta, sal y canela al gusto. Cocemos 10 minutos a fuego medio. Dejamos enfriar y reservamos.
Ahora viene el quid de la cuestión: cortamos cada hoja de la masa en 3 o 4 tiras de ancho, dando un corte diagonal en uno de los extremos. Colocamos una cucharada de relleno en el extremo recto, doblamos la masa sobre éste formando un triángulo y envolvemos hasta llegar al final de la tira. Se introduce el vértice del corte bajo el último doblez. No os preocupéis si se rompe un poco la masa, como se dobla en varias veces queda todo cubierto.
Freímos los pasteles en abundante aceite muy caliente hasta que se doren. Escurrimos sobre papel absorbente y espolvoreamos con azúcar glas. Servimos y ... disfrutamos.
Esta receta tengo que leerla con detenimiento pues la cocina marroquí es una de mis favoritas. Estos triangulitos te han salido estupendos
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