En este mundo bloguero gastronómico existen muchas maneras de atraer la atención de la gente. La forma en que muestras tus platos es tu primera carta de presentación y el que más y el que menos nos esforzamos en hacer fotos que transmitan lo apetecible que nos resulta el plato (la verdad, algunos con más fortuna que otros). Hay algunos blogs a los que te enganchas porque sus fotografías son auténticas obras de arte y te dejan con la boca abierta, y otros, como el que suscribo, en que nos damos por satisfechos si nos dejan echar la fotillo antes de abalanzarse sobre el plato, eso sí, servidos en la mejor vajilla que tenemos en casa.
Otros nos presentan unas recetas súper originales y de una creatividad que parecen obra de magia. Los hay especializados en repostería, decoración de galletas, cupcakes o simplemente recetas que se salen de lo habitual y suelen darnos muy buenas ideas cuando se trata de sorprender en algún momento.
En algunos casos, te gusta leer lo que escribe la persona que publica la receta. Se aprende un montón con esto de la gastronomía, de cine, de literatura, geografía, historia... o simplemente te gustan las anécdotas que en sus entradas se plasman y disfrutas como si estuvieras leyendo un libro o viendo una película. O incluso entablas una relación que va más allá del mero intercambio de recetas y te gusta saber qué es de la vida de esa persona o qué quiere compartir contigo.
Pero... hay un pero...(realmente es un "perito", porque no contradice nada de lo que he dicho anteriormente) y es que cuando voy a cocinar algo y no quiero experimentar "nuevas sensaciones", me voy a aquellos blogs que sé que son garantía de buena cocina. En ellos se pueden dar todas o algunas de las características anteriores, pero lo que los diferencia del resto es que tengo la certeza de que mi gente se va a chupar los dedillos cuando terminen de comer el plato que he preparado siguiendo sus instrucciones. No es fácil dar con estos blogs, sobre todo con la de fuegos artificiales que pululan por la red, pero cuando los localizas los dejas ya fichados para siempre. En mis entradas podréis localizar a muchos de éstos, ya que muchas de mis recetas están inspiradas en ellos y siempre los menciono.
Toda esta historia viene porque estaba intentando buscar un nombre sofisticado al plato que hoy os presento y que no es ni más ni menos que Carrillada de cerdo con vino de Oporto y Frutos Secos. Podría haberlo llamado Medallón de Carrillada Ibérica con reducción de Pedro Ximénez y frutos desecados al aire del otoño. Pero lo del medallón no sé muy bien si es por que es redondita o porque se ponen en la bandeja un trocito al lado de otro; ibérica no me consta que fuera; reducir no reduje mucho, porque me gusta que quede bastante salsita para mojar y el oloroso que tenía en casa era un Oporto del Mercadona propio para estos casos pero mucho menos glamuroso que el Pedro Ximénez; bueno y lo de los frutos desecados y el aire del otoño ha sido una licencia poética, ya que todo lo compré en bolsitas y bien sequito.
Y en ese momento, recordé lo que le pido yo a un buen recetario de cocina: que me lo expliquen bien, que salga rico y fuegos artificiales los justos (y lo digo yo, que todavía no he puesto los ingredientes y ni me acuerdo de qué cantidades utilicé !!!!!!). Así que hoy tenemos Carrilladas de cerdo estofadas con Oporto, frutos secos y orejones.
INGREDIENTES
- 1 Kg. de carrilladas de cerdo
- 1 cebolla
- 4 dientes de ajo (por poner un número...)
- Orejones, pasas, ciruelas pasas, piñones, almendras... al gusto
- 1 vasito de vino de oporto
- 1 vasito de caldo de carne (si lo tienes casero bien, si no una pastillita te puede servir)
- Sal y pimienta.
PREPARACIÓN
Ponemos aceite en una olla y sellamos la carne para que no suelte jugo. Una vez doradita, salpimentamos y sacamos a un plato. En la misma olla, echamos la cebolla cortada en láminas, los ajos en trozos grandes y rehogamos. Añadimos los frutos secos y vertemos el vaso de caldo y el de vino. Cuando pongo almendras o avellanas, me gusta añadirlas al final para que se mantengan bien crujientitas, pero eso va en gustos. Hay veces que sólo le pongo los orejones y unas pasas, lo que tenga en casa.
Añadimos la carne y cuando hierva bajamos el fuego y cocemos hasta que la carne esté blandita. Si usas la olla rápida, una vez que sube la pesa, deja cocer 20 minutos.
Pues listo. En mi casa las tengo que acompañar de patatas fritas, porque si no parece que no han comido, pero también admite un arrocito. En alguna ocasión he puesto cous cous como guarnición y el resultado fue pecaminoso, cuando terminamos los platos estaban limpitos como la patena.
¿Os parece una buena idea para esta Nochevieja?
Un besito para todos.