Acabo de preparar unos cupcakes de chocolate con nutella escandalosos.
Tanto, que he estado a punto de relegar esta receta al olvido sempiterno para enseñároslos. Pero haciendo un gran esfuerzo de contención me he mantenido firme y lo he dejado para su momento, que llegará, pero no es éste.
Y esta decisión ha dado lugar a una reflexión, de esas profundas que tengo de vez en cuando y que, como ya estaréis intuyendo y algunos temiendo, voy a compartir con vosotros.
Imaginad la situación. Tengo mi receta de albóndigas a medio preparar para subirla al blog. Riquísimas, un plato tradicional que nos acompaña desde nuestra más tierna infancia y hoy día hace las delicias de nuestros hijos. Les hago sus fotitos, con más o menos fortuna y espero a tener un ratito de tranquilidad para ponerme con el ordenador y redactar la entrada.
Pero llega un domingo... me pongo a experimentar en la cocina... y preparo por primera vez unas magdalenas de chocolate, cubiertas con más chocolate, preciosísimas, desbordantes, brillantes... (bueno, bueno, la verdad es que me he emocionado un poco) y empiezo a olvidarme de las albondiguitas de siempre... Subo las fotos de los cupcakes al ordenador, empiezo a redactar la entrada... pero algo chirría en mi interior... mi conciencia no está tranquila. Esas pequeñas bolitas cubiertas de salsita de tomate están compitiendo con unas rechocolatosas magdalenas, y además en unas circunstancias francamente adversas pues ya he cenado y apetece ese dulcecito de última hora...
Por suerte, el sentido común predomina en esta situación y mantengo la frialdad suficiente para poner a cada una en su sitio. Las albóndigas en salsa son la reina de la mesa cuando hay apetito de verdad y tienen que ocupar el lugar que les corresponde.Y si estaban primero pues estaban primero. Ya habrá tiempo para los cupcakes.
¿Se me ha ido la pinza o esta situación se puede dar en otros aspectos menos frívolos de nuestra vida?
INGREDIENTES
- 1 Kg. de carne picada de cerdo y ternera.
- 1 huevo
- 1/2 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 zanahorias
- Perejil picado
- Pan rallado
- Sal y pimienta
- Una cucharada de especias Ras El Hanout (opcional)
- Harina
- Aceite (si las vas a freir)
Para la salsa
- 4 tomates grandes maduros (o tomate triturado de lata)
- 1 pimiento
- 1/2 cebolla
- 1 diente de ajo
- 1/2 vaso de vino blanco
- Sal, pimienta y una cucharadita de azúcar
- Aceite
PREPARACIÓN
Ponemos la carne picada en un bol, junto con el huevo batido, la verdura bien picadita, las especias y el pan rallado. Amasamos y dejamos reposar un ratito. Con este preparado formamos las albóndigas. Para ello, ponemos harina en un plato y vamos cogiendo porciones de la carne picada, haciendo bolitas y pasando por harina. En este punto, normalmente se fríen las albóndigas en abundante aceite caliente, pero yo prefiero hacerlas bien en crudo, bien al horno, por eso de ahorrarme unas cuantas calorías. Es conveniente echarse harina en las manos antes de formar las bolitas, así se harán más fácilmente.
Si decidís hacerlas fritas, pues ya sabéis, vais friendo por tandas y apartando en una fuente cubierta con papel absorbente para que empape el aceite.
Para hacerlas al horno, precalentamos éste a 200º y vamos colocando las albóndigas sobre la bandeja cubierta con papel de hornear. Rociamos con aceite de oliva e introducimos en el horno hasta que estén doraditas. Ya las tenemos listas para cubrir con la salsa.
Ahora vamos a preparar la salsa. Sofreímos la cebolla y el pimiento bien picaditos, cuando estén bien pochaditos añadimos el ajo, rehogamos y añadimos el tomate que habremos rallado previamente. Salpimentamos, echamos un poquito de azúcar y sofreímos. Añadimos el vino y dejamos que éste evapore. Podemos dejarlo así o bien pasarlo por la batidora (muy aconsejable con los niños que empiezan a apartar todas las "cositas verdes" que encuentran por el camino). Si veis que la salsa queda muy espesa, podéis añadir un poquito de agua, ya depende de vuestros gustos.
Vertemos la salsita sobre las albóndigas y a comerrrrrr.....
Como os comenté antes, en alguna ocasión las he preparado en crudo, o sea, enharinamos y en lugar de freírlas, las pongo en una olla anchita con la salsa y se van cociendo. En este caso hay que tener la precaución de mover frecuentemente la cacerola para que no se peguen y hacerlo con cuidado ya que al no estar fritas, se pueden romper al principio de la cocción. La verdad, la verdad, es que frititas están superbuenas, pero no es mala opción si tienes prisa o quieres mantener la línea y comer un poquito más sano.
¡Anda que no están bonitas mis albóndigas con estas patatitas! |