martes, 17 de abril de 2012

ALBÓNDIGAS EN SALSA DE TOMATE

   Acabo de preparar unos cupcakes de chocolate con nutella escandalosos.

   Tanto, que he estado a punto de relegar esta receta al olvido sempiterno para enseñároslos. Pero haciendo un gran esfuerzo de contención me he mantenido firme y lo he dejado para su momento, que llegará, pero no es éste.

   Y esta decisión ha dado lugar a una reflexión, de esas profundas que tengo de vez en cuando y que, como ya estaréis intuyendo y algunos temiendo, voy a compartir con vosotros.

   Imaginad la situación. Tengo mi receta de albóndigas a medio preparar para subirla al blog. Riquísimas, un plato tradicional que nos acompaña desde nuestra más tierna infancia y hoy día hace las delicias de nuestros hijos. Les hago sus fotitos, con más o menos fortuna y espero a tener un ratito de tranquilidad para ponerme con el ordenador y redactar la entrada.

   Pero llega un domingo... me pongo a experimentar en la cocina... y preparo por primera vez unas magdalenas de chocolate, cubiertas con más chocolate, preciosísimas, desbordantes, brillantes... (bueno, bueno, la verdad es que me he emocionado un poco) y empiezo a olvidarme de las albondiguitas de siempre... Subo las fotos de los cupcakes al ordenador, empiezo a redactar la entrada... pero algo chirría en mi interior... mi conciencia no está tranquila. Esas pequeñas bolitas cubiertas de salsita de tomate están compitiendo con unas rechocolatosas magdalenas, y además en unas circunstancias francamente adversas pues ya he cenado y apetece ese dulcecito de última hora...

   Por suerte, el sentido común predomina en esta situación y mantengo la frialdad suficiente para poner a cada una en su sitio. Las albóndigas en salsa son la reina de la mesa cuando hay apetito de verdad y tienen que ocupar el lugar que les corresponde.Y si estaban primero pues estaban primero. Ya habrá tiempo para los cupcakes.


   ¿Se me ha ido la pinza o esta situación se puede dar en otros aspectos menos frívolos de nuestra vida?





INGREDIENTES

  • 1 Kg. de carne picada de cerdo y ternera.
  • 1 huevo
  • 1/2 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 2 zanahorias
  • Perejil picado
  • Pan rallado
  • Sal y pimienta
  • Una cucharada de especias Ras El Hanout (opcional)
  • Harina
  • Aceite (si las vas a freir)

Para la salsa
  • 4 tomates grandes maduros (o tomate triturado de lata)
  • 1 pimiento
  • 1/2 cebolla
  • 1 diente de ajo
  • 1/2 vaso de vino blanco
  • Sal, pimienta y una cucharadita de azúcar
  • Aceite

PREPARACIÓN

 
   Ponemos la carne picada en un bol, junto con el huevo batido, la verdura bien picadita, las especias y el pan rallado. Amasamos y dejamos reposar un ratito. Con este preparado formamos las albóndigas. Para ello, ponemos harina en un plato y vamos cogiendo porciones de la carne picada, haciendo bolitas y pasando por harina. En este punto, normalmente se fríen las albóndigas en abundante aceite caliente, pero yo prefiero hacerlas bien en crudo, bien al horno, por eso de ahorrarme unas cuantas calorías. Es conveniente echarse harina en las manos antes de formar las bolitas, así se harán más fácilmente.

   Si decidís hacerlas fritas, pues ya sabéis, vais friendo por tandas y apartando en una fuente cubierta con papel absorbente para que empape el aceite.

   Para hacerlas al horno, precalentamos éste a 200º y vamos colocando las albóndigas sobre la bandeja cubierta con papel de hornear. Rociamos con aceite de oliva e introducimos en el horno hasta que estén doraditas. Ya las tenemos listas para cubrir con la salsa.

   Ahora vamos a preparar la salsa. Sofreímos la cebolla y el pimiento bien picaditos, cuando estén bien pochaditos añadimos el ajo, rehogamos y añadimos el tomate que habremos rallado previamente. Salpimentamos, echamos un poquito de azúcar y sofreímos. Añadimos el vino y dejamos que éste evapore. Podemos dejarlo así o bien pasarlo por la batidora (muy aconsejable con los niños que empiezan a apartar todas las "cositas verdes" que encuentran por el camino). Si veis que la salsa queda muy espesa, podéis añadir un poquito de agua, ya depende de vuestros gustos.

Vertemos la salsita sobre las albóndigas y a comerrrrrr.....


   Como os comenté antes, en alguna ocasión las he preparado en crudo, o sea, enharinamos y en lugar de freírlas, las pongo en una olla anchita con la salsa y se van cociendo. En este caso hay que tener la precaución de mover frecuentemente la cacerola para que no se peguen y hacerlo con cuidado ya que al no estar fritas, se pueden romper al principio de la cocción.  La verdad, la verdad, es que frititas están superbuenas, pero no es mala opción si tienes prisa o quieres mantener la línea y comer un poquito más sano. 

¡Anda que no están bonitas mis albóndigas con estas patatitas!

viernes, 6 de abril de 2012

BIZCOCHO DE CACAO AL VINO TINTO

   Hola!!!





   Con vuestro permiso, hoy voy a cambiar el orden en que normalmente publico mis entradas. Para variar, voy a empezar por la receta, sin muchos preámbulos, para luego contar una historia, de esas que me gusta contar, pero un poquito más especial. Como la de hoy va para largo, la dejo para el final y asì si alguien va con prisas tiene la recetita al principio.





   Este bizcocho lo vi en el blog de Raquel "Colecciona Recetas" y me encantó. He hecho unas pequeñas variaciones, pero en esencia es el mismo bizcocho. Podéis ver su receta aquí. No os asustéis por el sabor a vino, es imperceptible. Lo que sí podréis notar es que sabe a chocolate y a "algo más" y eso es lo que lo hace especial.
































INGREDIENTES

  • 250 gr. de harina bizcochona
  • 50 gr. de cacao en polvo
  • 150 gr. de chocolate para postres fundido (Lo puedes fundir al baño María o en el microondas, en este caso, con mucho cuidado de no quemarlo, lo vas haciendo poco a poco)
  • 3 huevos
  • 1 cucharadita de canela
  • 1 cucharada de levadura (si usas harina normal de repostería pon 2 cucharadas)
  • 200 gr. de mantequilla a temperatura ambiente (Puedes ablandarla un poco en el microondas, pero que no se derrita completamente)
  • 150 gr. de vino tinto (buenecito ¿eh?)
  • Chocolate blanco de cobertura y chocolate rallado para decorar (opcional, también se puede decorar con azúcar glass)





PREPARACIÓN TRADICIONAL





   Tamizamos la harina junto con la levadura, la canela y el cacao y reservamos. Batimos los huevos con el azúcar hasta que estén esponjosos y añadimos la mantequilla blandita. Batimos hasta que esté todo bien integrado. Derretimos el chocolate y lo añadimos a la mezcla junto con el vino tinto. Mezclamos todo bien. Incorporamos la mezcla de harina y cacao y removemos.





   Engrasamos un molde con mantequilla y pan rallado o harina, vertemos la mezcla e introducimos en el horno a 180º durante unos 45 minutos. Mi horno necesita casi una hora para este tipo de bizcochos más húmedos, tendréis que ir probando en el vuestro. Como veis, no he precalentado el horno, prefiero que se vaya calentando con la masa dentro. Pero si a vosotros os gusta precalentar el horno, calculad un cuarto de hora menos de cocción.





   Cuando esté hecho, sacamos del horno y dejamos que se enfríe un poco antes de desmoldar. Yo lo adorné con chocolate blanco de cobertura y virutitas de chocolate, pero queda muy bien con azúcar glass espolvoreada.





PREPARACIÓN PARA THERMOMIX

   Ponemos los ingredientes secos (harina, cacao, levadura y canela) en el vaso y tamizamos, poniendo velocidad 5 durante unos segundos. Reservamos.

   Batimos los huevos junto con el azúcar, temperatura 37º, 3 minutos, velocidad 2. Añadimos la mantequilla y el chocolate derretido, junto con el vino. Mezclamos unos segundos a velocidad 3.

   Añadimos la mezcla de harina y cacao tamizados y mezclamos a velocidad 3, hasta que estén bien mezclados.

   El resto igual que he descrito antes.





   Hay personas que pasan por tu vida como un suspiro y no dejan ninguna huella. Hay otras que se quedan y te hacen feliz. Pero un grupito muy pequeñito de personas no sólo han estado siempre sino que han contribuido de una manera muy intensa a que una sea quien es. Una de estas personitas es mi amiga Mercedes.
   Quería aprovechar esta entrada para hacerle un regalo. Realmente, quien ha recibido el regalo he sido yo, por más de 25 años de una amistad con mayúsculas y mantenerla tan fuerte, tan sincera y tan fresca como siempre. Pero como aquí, mi Merceditas es adicta al chocolate, pues me he dicho, "ésta va por ti". Y allá va este bizcochito de chocolate con vino tinto (para darle un poquito de más picardía y emoción).

   Cuando conocí a Mercedes en el Instituto, yo todavía no había cumplido 14 años y ella estaba cerca de los 18. Era y es preciosa. Esos añillos de diferencia no eran importantes ya que yo siempre parecí mayor y ella siempre ha parecido más joven (ejem, ejem, amiguita, y un pelín infantil, no puedes negarlo)
 
 
   El caso es que después de separarnos al terminar el bachillerato e ingresar en la Universidad, han existido períodos en los que hemos tenido menos contacto, circunstancia que se ha visto acentuada cuando tuvimos nuestras hijas. ¡¡¡Y mira que la he echado de menos!!! Pero el ser humano es así de burro y nos metemos en la vorágine del día a día con una venda en los ojos y ninguna capacidad para ver lo que realmente importa.
   Y así, sin darnos ni cuenta, nos metimos en casi un año sin saber nada la una de la otra. Tremendo. Imperdonable. Pero así fue.  Por eso, cuando desde el Blog "Columna 17", el amigo Cyrano nos hizo "Una Propuesta",  yo acepté encantada y ni corta ni perezosa,  sin dudar un segundo, llamé a mi amiga para decirle que la quería un montón.
 
 
   Y, a riesgo de parecer un poquito exagerada (o un muchito...), creo que ha sido una de las llamadas más importantes que he hecho en mi vida. Este año ha sido terriblemente duro para su familia, han tenido que luchar contra una grave enfermedad, de la que afortunadamente están saliendo poquito a poco. Por eso, pienso que la entrada de Cyrano fue providencial. Y le agradezco ese empujoncito que me ha permitido estar de nuevo cerca de mi amiga, acompañándola y como siempre, aprendiendo de ella.
 
 
   Así que, amiguita, aquí te traigo un regalito. Pero, va a ser un regalito para las dos. Cómo nunca nos hemos peleado por los hombres (ni por nada), para mí Silvio y para ti, Aute.





   Yo ya recuperé mi unicornio azul y Albanta está ahí, bonita mía, donde está la gente que te hace feliz. Te quiero.

lunes, 2 de abril de 2012

TORRIJAS

Torrijitas y ramita de olivo bendecida. Estamos en Domingo de Ramos


   En esta ocasión me voy a dar un poco de prisa, que si no me pasa como siempre y cuelgo la receta cuando ya no hace falta; así que esta noche para todos ustedes, la estrella de la Semana Santa: LAS TORRIJAS.

   De un tiempo a esta parte, las podemos encontrar de todas las formas y sabores: con miel, con azúcar, rellenas de crema, cubiertas con chocolate... e incluso saladas (No me preguntéis en qué consiste lo de la torrija salada porque me motivó tan poquito que no le presté ninguna atención a la receta)

   Pero aunque lleve prisa, no voy a resistirme a hacer un poquito de historia, que ya sabéis que me gusta que todos los días nos acostemos conociendo algo nuevo. Y es que historia no les falta a las torrijas, ya que hay documentación del siglo XV que recoge su existencia. Al consultar con la Wiki e investigando la vinculación de las torrijas con la cuaresma, he podido saber que se trata de un alimento de origen humilde que "satura pronto al comensal y lo mantiene aliviado de la necesidad de comer carne".... Ayyyyyy!!!! Ya quisiera yo que me saturara y me mantuviera aliviada, pero yo tengo que ser una comensal muy hambrienta, ya que el único efecto que me produce comerme una torrija, es la necesidad imperiosa de comerme otra...

   Podemos encontrar variantes en otros lugares del mundo como el "pain perdu" en Francia (que bonito nombre ¿verdad?), que se hace a la plancha con mantequilla, o "tostadas francesas" en países como Colombia y Ecuador. Chusa, ¿existe algo parecido en Italia? . Gabriela y Cyrano, ¿en Perú conocéis esta delicia?

   Bueno, allá va mi receta de torrijas, que espero que os guste.  Este año os traigo las torrijas tradicionales, las de toda la vida que son las que más nos gustan en casa con su azúcar y canelita. No necesitan nada más.

 



   INGREDIENTES

  • Pan del día anterior (En esta ocasión he utilizado el pan especial para torrijas del supermercado Mercadona, y me ha parecido fabuloso, quedan buenísimas y con un aspecto inmejorable)
  • Huevos (para dos paquetes de pan de torrijas de Mercadona necesité cuatro huevos)
  • 1 litro de leche
  • Canela en rama y molida
  • 4 cucharadas soperas de azúcar para la leche y otras cuatro para rebozar
  • La corteza de un limón
  • Aceite de girasol o de oliva suave

   PREPARACIÓN

   Calentamos la leche junto con la canela, el azúcar y la corteza de limón. Cuando empiece a hervir, retiramos del fuego y dejamos que se enfríe.

   Batimos los huevos.

   Ponemos el aceite a calentar a fuego más bien fuerte, pero no al máximo para que no se arrebate y dentro de la sartén dejamos la cáscara de un huevo. Dicen que así se quema menos el aceite y yo lo hago, aún desconociendo los fundamentos metafísicos del consejo, el caso es que funciona. Cuando vayamos a freir las torrijas, retiraremos la cáscara.

   Mojamos las rebanadas de pan en el preparado de leche, que esponjen bien y las pongo a escurrir sobre un colador que he preparado encima de un bol, para recoger la leche que sobre. Éste es otro truquito para que no se queme muy pronto el aceite y quede más bonita la torrija.

   Una vez que han escurrido la leche sobrante, pasamos por el huevo batido y pasamos a freirlas. Dejamos un ratito por ambos lados y pasamos a una bandeja que habremos cubierto con papel absorbente.

   Preparamos un plato con azúcar y canela y conforme vamos friendo vamos rebozando en la mezcla (bueno, podemos esperar un poquito para no quemarnos los dedos) y dejamos en la bandeja.

   Para hacer esta tanda de hoy he contado con la inestimable participación de Candela y Manuela, una mojaba en leche, yo pasaba por huevo batido y freía y la otra rebozaba en azúcar.  Así que he disfrutado de mis torrijas doblemente, al comerlas y al prepararlas con mis niñas. Vamos, un Domingo de Ramos de fábula.



Éstas están bañadas en un almíbar de miel, también riquísimas


Un besito a todos y a disfrutar de los días de descanso.