Hola a todos. Con las croquetas os traigo otra bonita historia. El martes, al llegar a casa, me encontré un paquetito a mi nombre. Al ver el remite me llevé una gran alegría. Era mi amiga Gabriela, de Perú, creadora del blog Seis de enero, un lugar fabuloso para reflexionar, charlar, expresarte y sobre todo encontrar a gente maravillosa que, alrededor de las historias de Gabriela, van dejando un poquito de ellos mismos a través de sus comentarios. A él llegué recién inaugurado mi blog y éste no sería lo mismo sin su influencia y la de las personas que lo visitan.
El paquetito contenía unos productos típicos del Perú, sobrecitos con preparado para chicha morada y mazamorra, un refresco y un postre respectivamente, elaborados a partir del maíz morado, que sólo se produce en Perú. Riquísimos. Pero lo que más nos gustó a todos en casa fue que una persona, tan lejos físicamente, pensara en nosotros. Gracias de nuevo, guapa. En la próxima entrada pondré fotos para que veáis los regalitos.
Seguimos con otra historia y nos vamos acercando a las croquetas. Hacía tiempo que no subía una recetita de reciclaje. Recurrimos de nuevo a ese magistral cocido y vamos a preparar, muy fácilmente, unas estupendas y socorridas croquetas. Pero antes, os cuento:
Desde que ví la película "Atún y Chocolate", cada vez que hago croquetas recuerdo esa maravillosa petición de mano de Pablo Carbonell (director y protagonista de la película) a María Barranco. Una de las declaraciones de amor más tiernas y entrañables de la historia del cine, rodeados de croquetas y puerros y con un momento final que puede recordarnos a esa memorable escena entre Jessica Lange y Jack Nicholson de "El cartero siempre llama dos veces", (salvando las distancias ¿eh?)
"Atún y chocolate" resultó ser una gratísima sorpresa. Acostumbrada al Pablo Carbonell de "Los Toreros Muertos" y su "Agüita Amarilla" o al ácido reportero del programa "Caiga quien Caiga", me impactó la naturalidad, el cariño, la sensibilidad e incluso la crudeza en algunos momentos, que ha sido capaz de transmitir en esta maravillosa historia de amor que se desarrolla dentro del marco de la problemática social de nuestra costa gaditana. (Prometo que no he transcrito ninguna crítica cinematográfica, que me ha salido del tirón...verborrea fácil que tiene una, jejeje)
Entrañable, surrealista, divertida, agridulce... aquí teneis un trocito de esta película, que lo disfrutéis!!!!
... y ahora empezamos con las croquetitas:
INGREDIENTES:
- Restos de carne del cocido
- 1 cebolla picadita
- Caldo del cocido (más o menos medio litro)
- Harina (4 cucharadas colmadas)
- Sal y pimienta
- Nuez Moscada
- Dos huevos
- Pan rallado
- Aceite de oliva
PREPARACIÓN TRADICIONAL
(Yo siempre he hecho las croquetas a mano, creo que un par de veces he utilizado la thermomix, así que en lugar de hacer la adaptación, si os parece, os remito al blog de Raquel, Colecciona Recetas, que las ha hecho hace poco y tienen una pinta estupenda.)
En una sartén con un poquito de aceite sofreímos la cebollita que habremos picado previamente. Mientras tanto vamos desmenuzando la carne en trozos menuditos y cuando la cebolla esté blandita la incorporamos a la sartén. Rehogamos un poco y añadimos la harina ( la cantidad de harina dependerá de la cantidad de caldo que queráis utilizar). Mezclamos bien y vamos añadiendo poco a poco el caldo para que no haga grumos a la vez que seguimos removiendo para que todo se ligue. Añadimos la sal, la pimienta y la nuez moscada al gusto. Para que tengáis una idea yo pongo harina hasta que la masa se me va despegando de la sartén al remover con la cuchara.
Una vez que conseguimos la textura de una bechamel dejamos que se enfríe un poco, lo suficiente para no quemarmos. Rellenamos con la masa una manga pastelera, la cerramos bien y la metemos en el frigorífico para que se asiente. Yo suelo dejarlo toda la noche en el frigo, pero basta con un par de horas.
Como podéis ver en las fotos, pongo en una bandeja abundante pan rallado y bato los huevos en un plato. Con la manga pastelera hago dos largas tiras de masa y voy cortando trocitos para formar las croquetas. Rebozo en pan rallado, paso por huevo y vuelvo a rebozar en pan rallado. Ya las tengo listas para freir.
En una sartén profunda con abundante aceite bien caliente, las vamos friendo hasta que estén doraditas. Sacamos y ponemos en un plato con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
Y aquí podréis ver una cena compuesta completamente de lo que me sobró del cocido: una sopita, imprescindible en mi casa todos los días, patatas con alioli y las croquetitas. Esto es lujo y lo demás son tonterías...